El que busca encuentra
Frente a nosotros una hoja en blanco.
Preparar un curso es un deseo de participar en una comunión. Allí donde no había nada, se comunicarán significados, se elaborarán sentidos, se sentirá la presencia de las diferencias y las similitudes.Un curso es un viaje entre supuestos: desde lo que se sabe hasta lo que se espera. En el punto de partida nuestra mochila de ideas, imágenes, alegorías, temores, perspectivas. Nuestro punto de llegada es anunciado, imaginado... es un porvenir posible.Lo que sigue es un diálogo imaginario entre los autores, Paz y Jorge, cuando comenzamos a diagramar el curso. Los humanos somos curiosos, tenemos algo de exploradores. Siempre vamos a hombros de los que nos precedieron, husmeando, copiando, aprendiendo.
Los antiguos navegantes se guiaban por la posición de las estrellas, tomando como referencia alguna de ellas. Al determinar con exactitud relativa el ángulo formado por la estrella con la vertical trazada desde el punto de observación, distinta de una posición anteriormente medida, se podía determinar la latitud. Nidia Cobiella para Educar.org
Jorge: Preparar las valijas, prever el clima los días que voy a pasar afuera, no llevar ropa inútil o inadecuada para el objetivo de mi viaje es todo un desafío…
Paz: ¿Cómo saber lo que es justo y adecuado cuando uno viaja? Siempre falta o sobra algo. El momento de armar valija es crucial y el repaso mental de las cosas que pusiste –o no– cuando estás camino al aeropuerto o a la terminal es tremendo, casi más que vital que el anterior… Además, cuando vas a un congreso o a trabajar, hay que pensar en los apuntes, libros, archivos. Y luego de la vorágine del trabajo, es un hermoso condimento disfrutar del lugar, recorrer todo lo que sea posible; y para eso también hay que prepararse.
Jorge: Yo me preparo con el mayor cuidado posible. Como soy goloso me gusta mucho imaginar los cafés a los que voy a ir y las calles donde están ubicados. A veces me siento horas y trazo el camino desde el hotel hasta alguno de ellos. Viajo por Internet, antes de viajar en avión, antes de caminar. De todos modos, nada es comparable con la realidad, los olores y sabores hacen que las imágenes se vean diferentes…. cada viajero ve la misma realidad de otra manera; ya lo decía mi mamá: “la realidad es según el cristal con el que se mira”.
Paz: ¡Me encanta viajar! ¡Aprendo tanto! Siempre se dice que no es lo mismo recorrer como turista que vivir en esa ciudad o país; que no terminás de conocerlo. Y sí, es cierto, pero es conocer al fin. Puede que haya distintas realidades: vemos algo y lo podemos ver con más o menos detalle, depende…
Jorge: ¡No me vengas con el tema del microscopio y el telescopio! Te hablo de la realidad tal como la vemos. Con microscopio o con telescopio es “otra” realidad; muy pequeño o muy grande es otra cosa. Con la virtualidad el tema de “la realidad” es complejo y los procedimientos han cambiado.
Paz: Ahí ya estamos en otro tema. Estábamos hablando de los viajes y me hablás de la virtualidad. Eso es otro mundo, otra realidad.
Jorge: ¿En qué quedamos?, ¿es la misma realidad y cada uno la ve diferente, o es diferente realidad y cada uno la ve como puede?
Paz: ¡Qué se yo! Preguntale a Colón, que se imaginó otra realidad –cuando todos pensaban que el mundo era plano y sostenido por tortugas– y empezó a viajar….
Jorge: ¿Qué tiene que ver Colón con todo esto? Él no quería viajar, quería descubrir... viajaba por otra cosa... Donde voy está todo descubierto por otros... yo solo lo visito por primera vez; es la primera vez para mí, pero ya está allí. En cambio, el pobre Cristóbal no sabía si efectivamente lo que buscaba estaba allí.... Creía sinceramente que sí, pues otros habían dejado rastros y cálculos... pero eran todas aproximaciones. Una cosa es buscar para encontrar algo que estamos seguros de que está, otra es encontrar sin buscar o pasear sin propósitos. Imaginate estar paseando y encontrarte con el Museo de Van Gogh; es muy diferente de ir a buscarlo. Por supuesto, tengo que tener conocimientos previos para buscar algo.
Paz: Como nosotros cuando viajamos, Colón también debe haberse preparado.
Jorge: ¡Claro! Pero no pienses solo en navíos, marineros, comida y herramientas, también se preparó con el mejor conocimiento de su época. Nadie encuentra nada fuera de su época, nadie encuentra nada si no busca y, muchas veces, se encuentran cosas por error o se erra en la interpretación de lo que se encuentra.... Fijate que Colón creyó encontrar las Indias...
Las cartas portulanas son mapas de navegación que utilizan una notación diferente a la que estamos acostumbrados a ver. Se construían por rumbo de brújula y por distancias a “ojo de buen marinero”. Sólo representaban el litoral con los accidentes geográficos que pudieran servir al marino. Se conservan en la actualidad unos 50 portulanos construidos antes del descubrimiento de América.
Paz: Es interesante creer que encontrás algo, pero que después termina siendo otra cosa. Suele pasar que encontrás cuando no buscás y encontrás cualquier cosa cuando estás buscando algo específico. Ya que dijiste lo de la realidad virtual, en Internet a mí me pasa todo el tiempo.
Jorge: Si vas a comparar la búsqueda en Internet con lo que pasó con Colón me parece que no tiene nada que ver...
Paz: No estoy de acuerdo. Te leo:
En primer lugar, el “Diario de a bordo” que es de donde se extraen los datos para fijar la ruta, trae dos “cuentas”, una denominada “larga” o “verdadera” que según la historiografía es la que Colón llevaba en secreto para que la marinería no se asustase si el viaje era demasiado largo, y una segunda cuenta llamada “corta” o “falsa” que es la que exponía públicamente para saber el camino recorrido. Si consideramos únicamente la cuenta “verdadera”, y estimamos que toda la tripulación era de Castilla (Andalucía en aquella época al igual que Cantabria o Vasconia, eran Castilla), y que Colón hacía casi diez años que no navegaba, hemos de suponer lógicamente que la unidad de medida era la legua marinera castellana, unidad que se definía como “de a veinte” porque en el Ecuador 20 leguas equivalían a un grado de circulo máximo terrestre.
Parece complicado, pero es sencillo, el Ecuador mide 360 x 20 = 7.200 leguas, y no hay que utilizar el número Pi, ni número decimales, ya está calculada la longitud de la circunferencia terrestre. Mediante tablas, tenemos la longitud equivalente a la altura de cualquier paralelo, y sabiendo las leguas navegadas a lo largo de un paralelo, sabemos los grados en dirección E u O que nos hemos alejado del punto de partida. Como digo un procedimiento sencillo para los marinos de la época.
Por ejemplo, vamos a imaginar que en dirección O hemos navegado 60 leguas a lo largo del paralelo de 20ºN, vamos a la tabla que nos dice que 1 legua en el paralelo 20ºN tiene una equivalencia equinoccial (es decir ecuatorial) de 1.064 leguas, por tanto, nuestras 60 leguas equivalen a la altura del Ecuador a 60 x 1.064 = 63,85 leguas. En el Ecuador, cada 20 leguas son un grado, esto indica que nos hemos desplazado 63.85 / 20 = 3,2° O.
Esto se puede hacer con tablas, pero también con regla y compás elementos indispensables en la navegación, y eran conocimientos básicos de cualquier piloto en la época que nos ocupa, estando sobradamente acreditado sin más que leer por ejemplo a Raimon Llull que es un siglo anterior.
Si teniendo en cuenta la hipótesis de que Colón viaja en ese primer viaje a la altura del paralelo 28ºN, intentamos plasmar sobre un mapa el recorrido de la cuenta “verdadera” añadiendo el rumbo que se designa cada día, nos encontramos con la sorpresa de que Colón llegó a descubrir: ¡La Florida!, tal y como demuestro en la imagen adjunta. http://clio.rediris.es/articulos/viaje.htm
Mirá lo que ocurre: Colón sabía donde quería llegar, usaba los instrumentos de la época, tenía más de un registro de la información y aún hoy se duda de la veracidad de sus dichos.
Jorge: ¿Será verdad lo que dice el link? Supongamos que sí. Él no sabía a dónde había llegado, no hay certeza de cuál fue su mapa de navegación y ni siquiera se puede reproducir con un cien por ciento de seguridad su recorrido total... Por otro lado, lo que conoció es la pata del elefante.
Paz: ¿Ahora hablamos de un elefante? ¡Mirá cómo pasamos de un tema al otro como si nada!
Jorge: Digo “la pata del elefante” por el refrán que se basa en la historia de un embajador que le contó a su rey que en la India había unos monstruos enormes llamados “elefantes”. El rey mandó tres emisarios para que le describieran exactamente lo que eran. Pero el rey de la India, temeroso, no permitió que los sabios europeos vieran al elefante, por lo que les permitió acercarse con los ojos vendados. Uno de ellos solo alcanzó a tocar la trompa, otro las patas y el tercero la cola. Lo que transmitieron al rey fue bastante diferente entre sí. Te quiero decir que Colón exploró solo una parte del continente... tocó solo una pequeña porción del total; el resto se lo imaginó. Creo que las búsquedas actuales son mucho más seguras y precisas con los instrumentos que tenemos.
Paz: ¿Estás hablando de buscar qué cosa?, ¿información? ¿Y quién te dijo que se llega a “buen” puerto? ¿Acaso hay un único resultado posible?
Jorge: En Internet está todo, y con los buscadores lo puedo encontrar.
Paz: ¡¡¡Otra vez!!!! ¡Estás atacado por el positivismo más recalcitrante! ¿Realmente pensás que la información que te entregan los buscadores es “la” información? Los buscadores cambian constantemente, las publicaciones en Internet aparecen y desaparecen, el orden de búsqueda no es igual. ¿Ya vas a cerrar la valija? ¿No llevás la Guía Michelin para el viajero?
Jorge: Eso lo hacía antes. Ahora busco en Internet; es más rápido. La guía era famosa, ¿te acordás? Era información seleccionada sobre los lugares de interés. Ahora con Internet, encuentro TODO.
Paz: ¿Todo? En principio, también hay una selección y, segundo, nunca ves TODO. Además –ya lo decía mi mamá–, ¡“la confianza mata al hombre”!
El texto, dialogo imaginario entre Paz
y Jorge, alude, en primer lugar, a una homología entre la búsqueda
y un viaje. Una búsqueda es un viaje, en el cual el buscador se
embarca hacia nuevos horizontes. Cada uno viaja como quiere (y puede). Podría dividir a los "turistas" como reales y virtuales, Hay quienes prefieren armar las valijas y partir rumbo a nuevos paisajes; y otros que se limitan a navegar por
internet y conocer el mundo a través de quien sacó la foto, filmó el video o escribió la reseña. Igualmente no es lo mismo, como no es lo mismo buscar uno, que
heredar una búsqueda de otro. Cada uno busca distinto, con
modalidades distintas, como mirar un paisaje, cada uno mira distinto
según su historia (y Lacán diría “según su fantasma”)
Esto me lleva a reflexionar acerca de la realidad. Qué es la realidad? Convengamos que
hay tantas realidades como sujetos observadores. Todo depende de
quien mire, con que historia mire y con que objetivos mire. Para buscar, hay que saber previamente que se quiere encontrar.
Dejo dos imágenes. (porque una imagen vale mas que mil palabras)
Imagen uno, búsqueda en google imágenes
"cataratas del iguazú garganta del diablo argentina"
Imagen dos: resultado de mi viaje a las Cataratas el año pasado. Mismo lugar, Garganta del Diablo, lado Argentino.
En la imagen dos se puede ver otra cosa que la uno, mas allá de la belleza, no transmite. En la segunda se ven las gotas, teniendo en cuenta que el agua te salpica y te "baña", se puede ver la presión del agua, la violencia con la que cae.
Me despido hasta la próxima entrada